¡Cobardes..!! ¡Que estaban aterrorizados con la subversión..!! Dan verguenza….

Lo ocurrido en el Proceso Militar en la Argentina desde 1976 a 1983 fué una patética puesta en escena de algunos militares mal paridos que aterrorizados y temblando encaraban los procedimientos que se llevaban a cabo en contra de Montoneros y ERP. Y decimos «algunos» militares porque se encargaron cobardemente de ensuciar para siempre una Institución orgullo de esta nación como lo es el Ejército Argentino, y las otras dos Fuerzas Armadas. Porque combatían supuestamente a gente fuera de la legalidad. Pero lo que hicieron las fuerzas armadas fue peor. Porque fue terrorismo de Estado.

La causa Contraofensiva y los vuelos de la muerte

“4000 fueron tirados vivos al mar”

El ex cabo Nelson González dio detalles sobre la represión a los militantes montoneros en Campo de Mayo. El fusilamiento de Frías y Zucker.

En el marco de la llamada causa Contraofensiva, que investiga delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar en los años 1979 y 1980, el último martes el ex militar Nelson Ramón González declaró como testigo y aportó información clave sobre los vuelos de la muerte y el mecanismo de secuestros, torturas y desapariciones puesto en marcha por el Ejército desde su accionar en Campo de Mayo. Además, brindó detalles sobre el fusilamiento de Federico Frías, de Marcos “Pato” Zucker –hijo del actor Marcos Zucker– y de otras dos personas que aún no fueron identificadas. “El testimonio de González es muy importante, porque pone en la escena judicial algo que no había sido judicializado hasta el momento y, al mismo tiempo, contribuye a entender el nervio central de la represión en toda la Argentina”, consideró Pablo Llonto, abogado querellante en el juicio.

Por videoconferencia desde Neuquén, González declaró ante el Tribunal Oral Federal 4 de San Martín, integrado por los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Alejandro De Korvez y Matías Alejandro Mancini. Durante el primer tramo de su relato, confirmó que tuvo como destino Campo de Mayo para el momento de la Contraofensiva, el nombre con el que se llamó al regreso de un grupo de militantes montoneros al país entre 1979 y 1980. En seguida, contó que los fusilamientos de los militantes secuestrados Zucker y Frías sucedieron en la zona del polígono de tiro del predio, y que de ellos participaron algunos jefes del Ejército. Consultado sobre qué habían hecho los militares tras los fusilamientos, González soltó: “Con todo respeto por los familiares, los quemaron ahí con cubiertas. Lo reconoció Taborda, que era el encargado de sección”.

Además, el ex cabo de Caballería agregó que por Campo de Mayo “pasaron unas cuatro mil personas que luego fueron arrojadas vivas al mar”. Según precisó González, los vuelos de la muerte salían de la Compañía de Aviación: “Era sabido en todo Campo de Mayo. Ahí estaban los aviones Fiat y los vuelos salían de ahí. En todos lados se comentaba”, completó.

“González habló, según dijo, porque le pesa en la conciencia haber formado parte de un Ejército en el que él no quería estar. Su testimonio fue muy valiente, muy transparente y muy veraz”, observó Llonto, en diálogo con PáginaI12. El abogado destacó la importancia del relato de González, quien “explicó claramente que había un grupo de ocho oficiales permanentes, con un sistema de rotación por el cual se nutría de otra gente que provenía de distintos lugares de Campo de Mayo”, principalmente, de los centros clandestinos de detención que funcionaron allí, conocidos como La Escuelita y Los Tordos. Además, el testigo señaló que funcionaban “con comisiones rotativas de dos meses, bajo el comando de la patota y de los grupos de inteligencia, sobre todo del Batallón de Inteligencia 601”.

El juicio de la Contraofensiva fue suspendido dos veces y comenzó, finalmente, el 12 de abril pasado. En él serán juzgados nueve represores por 94 acusaciones por delitos de lesa humanidad y contará con el testimonio de más de 250 testigos. La particularidad de esta causa es que el eje estará puesto, no en los crímenes de lesa humanidad cometidos en centros clandestinos, sino en la estructura de inteligencia que montó el Ejército desde sus operaciones en Campo de Mayo para llevar a cabo un plan ilegal de secuestros a militantes montoneros que vivían en el exilio. “El objetivo, en primer lugar, es apuntarle a la gran estructura, es decir, a la Jefatura II del Estado Mayor del Ejército, al Batallón de Inteligencia 601 y al Destacamento 201 que funcionaba en Campo de Mayo”, explicó Llonto. “Sabemos que la nómina de imputados es bastante pequeña, pero esta causa va a mostrar gran parte del organigrama para entender que la inteligencia no era solo obtener información bajo tortura, sino también hacer contrainteligencia, generar noticias simuladas y hacerlas circular en los medios de comunicación y hacer tareas de infiltración, entre otras”, dijo.

La lista de imputados la integran Raúl Guillermo Pascual Muñoz, ex jefe del departamento de personal del Estado Mayor, y los miembros del Destacamento de Inteligencia 201, Carlos Blas Casuccio, Jorge Eligio Bano, Eduardo Ascheri, Marcelo Cinto Courteaux y Alberto Daniel Sotomayor. Además, incluye a Roberto Dambrossi y Luis Angel Firpo, del Batallón 601, y al ex jefe de la división de Inteligencia Subversiva Terrorista del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército, Jorge Norberto Apa.

Por último, el abogado destacó que el juicio servirá “para tirar abajo todas las historias malas que tiene la contraofensiva y comenzar a pensarla como una acción muchísimo más amplia que tuvo que ver con la resistencia a la dictadura”. “Esta telaraña gigante de desinformación que cubrió al país durante tanto tiempo se está empezando a descubrir”, aseveró.

Informe: Sibila Gálvez Sánchez. (Página 12)

 

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