El debate de ayer domingo 13 de octubre marca el «final del juego» con un Mauricio Macri que careció de plan B y Alberto Fernández seguro.
Como si la diferencia de las PASO no hubiera bastado para definir al inicio de la contienda electoral “vencedores y perdedores”, el debate presidencial de ayer parece sellar el “final de juego”. Si bien en lo formal se deberá aguardar hasta el próximo 27 de octubre, en los hechos el show televisivo despejó cualquier duda acerca de quién asumirá el 10 de diciembre.
La última imagen que arrojó la tele fue la de un Alberto Fernández rodeado y saludado por sus “contrincantes”, y un Macri observando desde cierta distancia escénica el magnetismo que irradia el “poder” y la soledad descarnada de su pérdida. Nada en el debate rompió los márgenes de lo previsible.
El principal candidato opositor entró con la impronta y la seguridad que le fueron confiriendo un armado electoral imprescindible desde la teoría, complejísimo en su ejecución y exitoso en la práctica. Fernández ha ido transmutando aceleradamente de aspirante a presidente.
No ha caído en la trampa de intentar “compartir” la gobernanza sino anticiparla. De cara a diciembre, intentará asumir con amplios acuerdos y consensos que le acorten los tiempos y le eviten mayores obstáculos, consciente de que sobre el próximo gobierno penden expectativas de responder a temas urgentes y encaminar los importantes. (Fuente perfil.com).
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