El estado de Maine vive una polémica batalla legal sobre libertad religiosa y derechos parentales tras la decisión de un tribunal que prohibió a Emily Bickford, madre cristiana, llevar a su hija de 12 años, Ava, a la iglesia o leerle la Biblia, pese a contar con la custodia principal.

La disputa, que enfrenta a Bickford y al padre de Ava, Matthew Bradeen, comenzó después de que la niña asistiera durante tres años a Calvary Chapel en Portland y decidiera bautizarse, hecho que disgustó profundamente al padre.
Según Liberty Counsel, la organización legal que representa a la madre, el padre recurrió a la justicia y buscó que se testificara en contra de Calvary Chapel y otras iglesias bíblicas, tildándolas de “sectas dañinas” para la salud psicológica de los menores.
El tribunal de distrito de Portland falló a favor de Bradeen, argumentando que Bickford era “una madre idónea excepto por el hecho de ser cristiana”, y emitió la orden judicial prohibiéndole toda práctica religiosa cristiana con su hija sin la aprobación del padre.
La orden judicial establece que Ava no puede participar en ninguna actividad de Calvary Chapel ni tener contacto con amigos de la iglesia o asistir a celebraciones cristianas como Navidad, Pascua, bodas, funerales u hospitalizaciones relacionadas con miembros del entorno congregacional.
Además, la restricción abarca la lectura de la Biblia o cualquier literatura religiosa, cortando cualquier acceso de la menor a actividades, textos o amistades vinculadas al ámbito evangélico.
Liberty Counsel denunció que la disposición ha sido devastadora para Emily y Ava, pues la niña desea asistir a la iglesia y mantener sus relaciones formativas en la fe cristiana, pero ha sido impedida desde diciembre de 2024.
El caso ha llegado a la Corte Suprema Judicial de Maine, donde se espera que se defina si el tribunal inferior sobrepasó sus atribuciones e incurrió en discriminación religiosa y violación de derechos parentales reconocidos constitucionalmente.
La batalla ha puesto en debate nacional el equilibrio entre la autoridad judicial en custodias, la libertad religiosa expresada en familia y el derecho de los hijos a formar parte de comunidades de fe bajo la tutela de sus padres.
Mat Staver, presidente de Liberty Counsel, afirmó: “Ava quiere desarrollar su fe y estar con sus amigos de escuela dominical. Esta orden la ha aislado de todo lo que es importante para su crecimiento espiritual”.
Este caso es un llamado a la oración y a la defensa activa de la libertad de educar a los hijos en la fe, y advierte de un preocupante precedente para familias cristianas en Estados Unidos.
El desenlace será seguido atentamente por organizaciones de libertad religiosa en todo el país, pues lo que se decida podría sentar jurisprudencia en temas fundamentales de derechos civiles y fe en el hogar.
The Maine Supreme Judicial Court is set to weigh in on whether a lower court overstepped its limits when it barred a mother from reading the Bible to her 12-year-old daughter or taking her to church.https://t.co/NQukLg8oCo
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