OpenAI invierte en Argentina: qué harán, por qué eligieron a la Patagonia y la historia del argentino clave detrás de los datacenters

OpenAI (ChatGPT) anunció una inversión por 25 mil millones de dólares en la Patagonia para construir centros de datos (data centers) y Sam Altman, CEO de la compañía, habló de “poner la inteligencia artificial en manos de la gente de toda la Argentina”. La estrategia de una de las empresa estrella de Silicon Valley es muy clara: tiene un problema de dependencia enorme de otras empresas tech que, en muchos casos, son su competencia: Google Cloud, AWS, Azure y Oracle.

OpenAI invierte en Argentina: qué harán, por qué eligieron a la Patagonia y la historia del argentino clave detrás de los datacenters
OpenAI invierte en Argentina: qué harán, por qué eligieron a la Patagonia y la historia del argentino clave detrás de los datacenters

Los centros de datos de OpenAI, llamados Stargate, buscan resolver este problema y Argentina fue anunciada como una zona estratégica para instalarlos.

Los centros de datos son instalaciones que almacenan, procesan y protegen grandes volúmenes de información digital, con miles de computadoras, servidores y equipos de red que permiten que servicios como las redes sociales, los correos electrónicos, las videollamadas o la inteligencia artificial estén disponibles todo el tiempo. No es la primera vez que se elige Argentina para un proyecto de este tipo.

La inteligencia artificial demanda una gran cantidad de poder de procesamiento computacional. En este terreno, los chips que procesan la información son clave y el gran jugador del mercado es Nvidia, compañía que el año pasado se transformó en la más valiosa del mundo, dirigida por Jensen Huang. Este año, de hecho, pasó a Apple y se transformó en la primera empresa en pasar los 4 billones de “market cap”.

Sin embargo, muchos olvidan que hay algo fundamental de lo que se nutren esos chips para poder generar texto, imágenes, audio o video: los datos. Para que una IA generativa pueda operar, tiene que recurrir a una base de datos que sirvió como entrenamiento del modelo. Y para todo esto se necesitan data centers.

En este punto es donde OpenAI tiene un problema y Argentina podría ser (parte de) la solución: es la estrella de Silicon Valley del momento, pero no tiene la cantidad de datacenters que necesita. Lo que significa que sus datos, quizás su activo más valioso, no están en su ecosistema propio, sino en el de terceros.

¿Por qué la Patagonia argentina es un lugar atractivo para Sam Altman para desembolsar una cifra tan alta? ¿Quién fue Matías Travizano, el empresario argentino que acercó a la empresa al Gobierno del Presidente Javier Milei y que el propio Altman reconoció como clave en el proyecto?

El problema de los datacenters de OpenAI
Sam Altman, CEO de OpenAI. Foto: Reuters

ChatGPT es una de las aplicaciones más usadas del mundo. A pesar de que la empresa de Altman capitaliza un dominio absoluto en el ecosistema de los chatbots de IA generativa, la empresa enfrenta un serio problema estructural: no tiene suficientes centros de datos propios para sostener el crecimiento explosivo de sus modelos de inteligencia artificial.

Hasta ahora, la compañía depende casi por completo de infraestructuras ajenas, principalmente de Microsoft Azure, (principal socio e inversor, que tiene su versión dedicada para Windows llamada Copilot), además de acuerdos con Oracle y CoreWeave. Sin embargo, esta dependencia se volvió un cuello de botella a medida que aumentó el uso de ChatGPT y la necesidad de entrenar modelos cada vez más grandes.

A esa necesidad responde “Stargate”, un proyecto conjunto con Oracle y SoftBank que busca construir una red de centros de datos dedicados exclusivamente a IA en Estados Unidos, con una capacidad total de 10 gigavatios y una inversión proyectada de 500 mil millones de dólares, según informó la BBC.

El plan contempla cinco nuevos sitios en Texas, Nuevo México, Ohio y el Medio Oeste estadounidense, además de una expansión de su campus principal en Abilene, Texas. Oracle desarrollará tres de esos centros, mientras que SoftBank se encargará de otros dos, junto a su filial SB Energy. Ahora, con el anuncio, se sabe que Argentina será parte de este conglomerado de datacenters, de la mano de un desarrollo local: Sur Energy.

Esa urgencia responde a una realidad cotidiana dentro de la empresa: OpenAI no tiene suficiente capacidad de cómputo para atender la demanda actual. De hecho, los usuarios de ChatGPT Plus (o sea, los que pagan), suelen toparse con límites de uso en momentos de alta carga, y las funciones más avanzadas, como la generación de imágenes o el razonamiento extendido, requieren recursos que no siempre están disponibles.

A esto se suma que a diferencia de los centros de datos tradicionales, que pueden alojar una película de Netflix, una canción de Spotify, nuestros mails o las redes sociales (todos ellos están en la “nube”, es decir, computadoras de grandes empresas), los que procesan los modelos LLM de la IA están diseñados para manejar volúmenes inmensos de información en simultáneo.

Esto demanda que los chips estén muy cerca entre sí para reducir al mínimo la “latencia”: cada metro adicional entre procesadores suma nanosegundos que, a escala masiva, pueden ralentizar el rendimiento. Esa necesidad de proximidad llevó a un concepto clave en el sector, que es la “densidad”. Cuanto más densas son las instalaciones, más rápida es la capacidad de cálculo y más eficiente el entrenamiento de los modelos. Y esa densidad es muy cara: se demandan grandes cantidades de energía con picos de consumo eléctrico que equivalen al de ciudades enteras.

Según estimaciones del banco de inversión Morgan Stanley citadas por la BBC, el mundo invertirá cerca de 3 billones de dólares en centros de datos dedicados a IA entre ahora y 2029, una cifra que, compara el medio, se puede equiparar al tamaño de toda la economía francesa en 2024.

Para enfrentar esos costos, empresas como Microsoft, Google y Amazon están invirtiendo en nuevas fuentes de energía: desde proyectos nucleares hasta compromisos con energías renovables, con el objetivo de reducir su huella de carbono (motivo por el cual la Patagonia aparece como atractiva para realizar estos proyectos).

La Patagonia aparece, bajo este esquema, como un lugar atractivo para instalar datacenters.

La Patagonia y el argentino clave: Matías Travizano
Matías Travizano, en 2013. Foto: Néstor García

Sur Energy será la empresa de desarrollo de infraestructura digital del proyecto. Fue fundada por los empresarios argentinos Matías Travizano y Emiliano Kargieman, a su vez fundador de Satellogic, junto con Stan Chudnovsky. Implementa proyectos de data center sostenibles que combinan tecnología avanzada y energías renovables para apoyar el crecimiento global de la inteligencia artificial.

Matías Travizano, quien murió de manera trágica a mediados del mes pasado en un accidente de montaña en California, fue el argentino clave detrás del proyecto. A pesar de que la mayoría de los medios redujo su posición al “argentino que acercó a Milei a Silicon Valley”, Travizano fue mucho más que eso: físico de la UBA, un empresario que, desde sus inicios, formó parte de la escena del hacking argentino con referentes que hoy son eminencias en el sector de la tecnología y la ciberseguridad.

En Silicon Valley, Travizano había sido conocido por fundar Grandata, una startup con sede en San Francisco pionera en el uso de big data e inteligencia artificial para promover la inclusión financiera. Era profesor visitante en el HuMNet Lab y seguía vinculado a la institución pública donde había estudiado en Argentina: la Universidad de Buenos Aires.

Travizano es mencionado por Altman commo «Matt» en un video que se difundió con el anuncio. “Quiero tomar un momento para reconocer a Matt Travizano, quien dirigió nuestras negociaciones antes de morir trágicamente en un accidente. Lo conocí en San Francisco y fui sorprendido de inmediato por su visión para desbloquear el potencial de Argentina para beneficiar al país, América Latina y el mundo. No estaríamos haciendo este anuncio sin sus esfuerzos”, aseguró.

“La visión de Matt era sobre el impacto y asegurarse de que la gente pueda tener acceso y beneficiarse de la IA. Los Argentinos ya están usando ChatGPT todos los días”, agregó.

El otro argentino involucrado es Emiliano Kargieman, uno de los fundadores de Satellogic, empresa nacional de satélites, y fue parte en los 90 de una de las empresas de ciberseguridad pioneras en el mundo, junto a los hackers Gerardo Richarte e Iván Arce (Core Security Technologies).

“El proyecto Stargate Argentina representa una oportunidad histórica para el país. Combina nuestro potencial único en materia de energías renovables con el desarrollo de una infraestructura crítica para la inteligencia artificial a escala mundial. Esta alianza convierte a Argentina en un actor relevante en el nuevo mapa digital y energético mundial, creando puestos de trabajo de calidad, atrayendo inversiones internacionales y demostrando que la innovación y la energía pueden ser motores complementarios del desarrollo sostenible”, dijo en un comunicado de prensa el argentino Emiliano Kargieman, socio de Sur Energy.

Vaca Muerta, otro de los proyectos importantes de la Patagonia. Foto: Reuters

La Patagonia argentina ofrece condiciones naturales únicas para alojar centros de datos: su clima frío y seco reduce los costos de enfriamiento, y sus grandes extensiones poco pobladas permiten construir instalaciones alejadas de zonas urbanas, con menor precio de tierra y menos restricciones. A esto se suma un alto potencial en energías renovables que puede alimentar de forma limpia y estable la inmensa demanda eléctrica que requieren los datacenters de inteligencia artificial, algo clave tanto por razones ambientales como económicas.

Además, el nuevo Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) ofrece ventajas fiscales y cambiarias que vuelven a la región más competitiva para proyectos de gran escala como el que evalúa OpenAI.

El desafío pasa por la infraestructura de conectividad y energía de alta tensión, la logística y la disponibilidad de personal especializado. Aunque ya existen antecedentes tecnológicos en la zona, como los de emprendedores locales o proyectos vinculados al software y las renovables, un datacenter de inteligencia artificial implicaría un salto de escala que requeriría coordinación pública y privada sostenida en el tiempo, advierten expertos.

No es menor recordar la gran cantidad de agua que demanda esta industria, en tanto el enfriamiento de los centros de datos es una parte clave del negocio. El agua en la Patagonia es un tema que siempre despierta preocupación entre ambientalistas.

Parque Patagonia Azul, Trekking Portal Isla Leones. Foto Lautaro March / Rewilding Argentina

“La inteligencia artificial sólo podrá cumplir su promesa si construimos el poder de cómputo que la hace posible”, declaró Sam Altman, CEO de OpenAI, citado por la BBC.

Sin embargo, el procesamiento no es todo: “Nada de esta IA tiene futuro si no hay datos. La razón por la que hacemos esto de la IA es porque nuestro sistema de datos se está volviendo demasiado grande. Si pensamos en los años 90, también creamos muchos datos, pero descartábamos la mayoría porque el almacenamiento físico era caro, así que solo nos quedábamos con lo que sabíamos que podía darnos las respuestas que buscábamos. Hoy por hoy tenemos tantos servicios que se empezaron a crear bases de datos relacionales, entonces empezamos a guardar esa información que nutre a los sistemas de machine learning”, había dicho a Clarín el año pasado Werner Vogels, CTO de Amazon, una de las empresas tech más grandes del mundo.

Todos esos data centers se construyen para que la IA funcione. Pero, también, porque la industria tech sabe que en la actualidad, todo dato es una potencial fuente de beneficio económico.

A fin de cuentas, hoy tenemos los datos para preguntas que, todavía, no nos estamos haciendo.

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