Para ello fue fundamental que el Gobierno en junio derogó la obligación de informar aumentos o bajas de los combustibles. Así se dio paso a que en un mercado donde había una transparencia total en cuanto a los precios ahora ya no se puede seguir la evolución. «Como es en A principios de la semana, apenas pasado el sacudón pos electoral en los mercados, fuentes de las petroleras que conversan bajo reserva de nombre con Clarín comentaban que «hasta el viernes pasado la nafta en Argentina estaba en promedio un 8% por debajo de la paridad internacional», teniendo en cuenta los precios del petróleo y el dólar.
Sin embargo, tras las elecciones en Buenos Aires y su impacto negativo en el mercado, «ese atraso se amplió a un 14%».

Por qué sube la nafta
Los precios de los combustibles en el país se determinan por cuatro variables: el precio internacional (determinante para las importaciones de gasoil premium o para fijar una paridad de exportación del petróleo), el dólar (al ser una commodity), los biocombustibles (que se mezclan en las refinerías) y los impuestos.
Los precios de los combustibles volvieron a pegar un salto.
Después de que en junio se disparara el precio del petróleo por la guerra entre Israel e Irán y que en julio volara el dólar en Argentina, las refinadoras locales no pudieron trasladar a los consumidores esa volatilidad, ya que entendieron que la demanda no podría soportar subas tan grandes de golpe.
Las ventas al público de combustibles cayeron un 1,2% interanual en julio y cortaron una tendencia positiva de los cuatro meses anteriores. Con el nuevo enfriamiento de la economía, se espera que los consumidores vuelvan a recurrir a opciones más baratas -como la súper y el GNC- y que retroceda el consumo de nafta premium, que es un 20% más cara.
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