Aunque el inicio del «rescate» de los Estados Unidos al Gobierno de Javier Milei llegó a pocos días de las elecciones legislativas, en el equipo económico creen que la intervención cambiaria que activó la Casa Blanca tendrá como efecto un desplome del riesgo país y menores presiones en el tipo de cambio, aún en contexto pre electoral.

Por lo pronto, en el Poder Ejecutivo adelantaron que las operaciones del Tesoro norteamericano en el dólar oficial podrían volver a repetirse en caso de presiones cambiarias. Este jueves el organismo actuó por medio de tres bancos comerciales (Citi, Santander y J.P. Morgan) para abastecer de demanda a un mercado con poca liquidez e hizo caer el tipo de cambio mayorista hasta $ 1.420. El feriado en la Argentina pausó las operaciones hasta el lunes.
El ministro de Economía Luis Caputo y el resto del equipo económico llegaron este viernes a Buenos Aires y en pocos días volverán a pisar Washington en ocasión de la Asamblea Anual de FMI y de la reunión bilateral entre Javier Milei y Donald Trump, anunciada para el martes.
En la capital norteamericana volverá a reeditarse la «mesa de tres», que integraron Caputo, el secretario del Tesoro norteamericano Scott Bessent y la directora del FMI Kristalina Georgieva. En discusión estará el diseño final del esquema de swap de monedas, que es la columna vertebral del «salvataje» que la Casa Blanca le ofreció al gobierno libertario.
Por lo pronto, un primer impacto que esperan en los despachos oficiales es una caída del riesgo país. La lógica es que una menor perspectiva de falta de dólares reduce las chances de impago de la deuda y los títulos públicos, a ojos del mercado, recuperan valor.
Encadenado a eso, una presión cambiaria menor por la aparición del Tesoro de los Estados Unidos en las pantallas de negociación del mercado de cambios local fue leído en el Gobierno como una «munición» adicional para aliviar las presiones que venía experimentando el peso.
En definitiva, si el Gobierno argentino necesita usar menos reservas para sostener el tipo de cambio, tendrá más dólares para el pago de la deuda.
«Sobre esa duda que tenía el mercado respecto de si el Tesoro o el BCRA iba a vender dólares de acá a las elecciones, ahora vas a tener al Tesoro de EE.UU. dispuesto a proveer dólares y llevarse los pesos, eso es una buena señal para el riesgo país», dijo el director del Banco Central Federico Furiase.
Así, el funcionario dio a entender que la intervención del jueves, no fue por una única vez y que podría repetirse en caso de tensiones cambiarias adicionales antes de las elecciones del 26 de octubre. Economía y el Banco Central evitaron dar detalles sobre los montos involucrados en la operación del jueves.
La primera reacción de los bonos pareció abonar esa tesis y llegaron a escalar hasta 9% minutos después del anuncio de Bessent el jueves por la tarde. Esa suba permitió que el riesgo país bajara de 1.171 a los 902 puntos. Este viernes los títulos argentinos registraban leves caídas, por lo que ese proceso se interrumpió.
Hace algunos días, el vicepresidente del Banco Central Vladimir Werning había sido más explícito sobre esta idea, y mencionó que el riesgo país «soberano» debería converger hacia el riesgo país «corporativo», es decir, al diferencial de tasas que pagan las empresas argentinas por conseguir dólares prestados en el exterior.
El número de referencia eran unos 440 puntos. Para alcanzar esa cifra, los bonos argentinos deberían enhebrar una muy fuerte mejora en sus cotizaciones durante un período prolongado de tiempo. «Es evidente que aún queda un largo camino por recorrer, dado que, para acceder a tasas de un dígito, el riesgo país debería ubicarse en la zona de los 570 puntos», mencionó un informe de GMA Capital.
Antes del anuncio de una intervención directa de Estados Unidos en la plaza cambiaria argentina, el mercado estimaba que hasta las elecciones el Gobierno hubiese necesitado vender unos US$ 5.000 millones para abastecer la demanda. Según calculó Equilibra a principios de esta semana, la demanda total habría sido en ese lapso de hasta US$ 8.400 millones.
Un parte de ese total iba a ser cubierto por oferta privada, de exportadores de distintos sectores como el agro o energía. La porción más grande, se esperaba, debía ser abastecida por el sector público, ya sea el Ministerio de Economía o el Banco Central.
Pero tras la medida excepcional que anunció el jueves Scott Bessent, esa intervención sí tuvo lugar por parte del sector público, aunque fue el estadounidense, a través de su Fondo de Estabilización Cambiaria.
La reducción de una de las fuentes de la demanda cambiaria ya había tenido lugar hace tres semanas con la norma del Banco Central que puso fin al «rulo» financiero.
Esa prohibición hizo caer una parte de la compra de dólares de los ahorristas que aprovechaban ese mecanismo de arbitraje para obtener una ganancia, según aseguran en los bancos.
La presunción en los despachos oficiales es que existía una «sobredemanda» de divisas a precio oficial para vender luego en el MEP o CCL y explotar la muy leve brecha y conseguir una diferencia con solo un pasamanos de dólares.
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