Por Ricardo Goñi (Colaboración exclusiva para noticiasinanestesia.com.ar)
(Secretario de Investigación y Posgrado de la Facultad de Ciencias de la Gestión – UADER)
Me lo imagino así ahora, volviendo al principio. A Fiorito, a donde su vida no era Ser Maradona. Su vida era un poco como la nuestra, terrenal. Me lo imagino descansando, por fin, de nosotros. Me lo imagino abrazándola. Me lo imagino murmurando en su oído: “Ya está má, ya terminé. Podes dejar de preocuparte por mí. Hacete un guisito” (…)
(Fragmento de Llegué Tota, de Marcos Ciani, viralizado por WthatsSapp, 25-11-20).
- ¿Es de todos los argentinos?
Se murió Diego Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos, el más popular y, probablemente, el más popular de los mitos argentinos (de una dimensión quizás solo comparable a las del Che y Evita). Se murió un futbolista comprometido -humana y políticamente- con las causas populares. Diego siempre empatizó con el mundo de los humildes, que fue el mundo de sus orígenes, el de Villa Fiorito, el mundo que nunca abandonó. Jamás fue complaciente con el poder, ni con el de la FIFA, ni con el económico, ni con ningún otro poder. Por el contrario, siempre estuvo en la vereda de enfrente: con Chávez, Néstor, Lula, Cristina, Evo, Correa, Maduro, y en el brazo derecho tenía tatuada la imagen del Che. Por eso incomodó tanto al stablishment.
Diego siempre enviaba señales claras y tajantes sobre su identidad político-ideológica, algunas veces sin hablar: en sus últimos partidos como DT de Gimnasia se ponía una gorra de Venezuela. Y cuando hablaba lo hacía sin parábolas: “Bush es un asesino, yo prefiero ser amigo de Fidel”, una amistad que exhibió con orgullo y que fue ratificada el día de su muerte por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba, al expresar sus condolencias al presidente Alberto Fernández: “En nombre del pueblo y gobierno cubanos, y del general del Ejército Raúl Castro Ruiz, le traslado la más sentidas condolencias por el fallecimiento de Diego Armando Maradona, entrañable y fiel amigo de Fidel y de nuestro pueblo”. Diego también se sintió orgulloso de defender la Revolución Bolivariana y de ser amigo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. “Hoy, más que nunca, con el presidente [Maduro]”, publicó por Instagram cuando se produjo el intento de golpe de Estado de la oposición venezolana encabezada por Juan Guaidó, con el apoyo de EEUU.
Nunca soslayó su identidad con el peronismo: “Mi viejo fue peronista, mi vieja adoraba a Evita, y yo fui, soy, y seré siempre peronista”, y no ocultó su simpatía por Cristina y Alberto: “Yo le pido al pueblo argentino que apoye a este gobierno. Que lo haga desde sus casas, desde las redes. Porque este gobierno no es de Alberto y Cristina. Es de todos. Ya no es más el país de Ricachón y sus amigos”. Tampoco titubeó al expresar su apoyo a los movimientos de derechos humanos: “Todo mi apoyo, todo el apoyo sincero de un peronista, de un hombre que quiere que la gente coma, que la gente sea feliz. Por eso le mando un beso grande a Hebe de Bonafini” [1]. En Pretoria, Sudáfrica, durante el mundial de 2010, como entrenador de la Selección Argentina recibió a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, y al ser consultado por la prensa sobre ese encuentro respondió: “Todos tenemos que estar con ellas [las Abuelas], y los que no quieren estar es porque se hacen los giles” [2].
Lo anterior revela que Diego no es de todos los argentinos. En todo caso es de todos los argentinos futboleros: los de Argentinos, de Boca, de Newell’s Old Boys, de Gimnasia, de River, de Rosario Central, etc., pero no de todos los argentinos. Porque, como dijo Alejandro Dolina, “Diego siempre estaba del mismo lado del mostrador. Podíamos dar un paseo por la vereda de enfrente solo para ver que nos equivocábamos. Pero si hay alguien que ha sido coherente con su corazón, estando del lado del tipo que sufre, ese fue Diego” [3]. Nunca anduvo con eufemismos frente a las turbulencias de la realidad política nacional; por el contrario, sus palabras fueron categóricas, algunas incluso lacerantes. Durante la crisis de 2001 se expresó con una metáfora futbolera (poco usual en él): “Si el país no llega al arco contrario, tenemos que hacer cambios, aunque sea al Presidente”, y poco tiempo después puso en evidencias de que tampoco quedó satisfecho con el cambio: “Si lo veo a Duhalde en el desierto, le tiro una anchoa” (eran tiempos difíciles…). Durante el gobierno de Cambiemos señaló: “Yo no soy ningún mago: los magos son los que están en Fiorito porque viven con mil pesos por mes”, y en respuesta a Mauricio Macri (quien había dicho que por decisión de él, cuando era presidente de Boca, Maradona tuvo que abandonar el club) dijo: “Y a vos Mauricio, te digo que a mí no me echaste de ningún lado. Fui yo el que dejó el fútbol, para proteger la salud de mis viejos (…) Por más bombas de humo que tires, vos sabés que tus decisiones le cagaron la vida a las próximas dos generaciones de argentinos. Hacete cargo querido. Ya lo dijo tu padre…” [4].
Por ello, tuvo una despedida acorde: desde su conformación social, contundentemente popular y con una potencia inconmensurable. La multitud que lo despidió era, en su mayoría, gente humilde: entre los densos minutos de silencios, sus “Gracias Diego”, “Te amamos” y “No te vamos a olvidar” hicieron tronar la Casa Rosada. Ahí no estaban los “ricachones”. Tampoco en los altares y santuarios que se constituyeron en Villa Fiorito, la Boca, la Paternal y en tantos otros barrios pobres del país, no en Recoleta, no en Barrio Norte. Dando fe de ello, Hebe de Bonafini, con notable sabiduría, encontró las palabras exactas para contar el fenómeno: “Cuando un pueblo llora no hay que preguntar por qué” [5].
- La injuria de la reacción
Sin embargo, no faltó, por un lado, la crítica de los eternos odiadores de Maradona que volvieron a caerle por sus “partes más oscuras”: la de no haber conciliado con los poderosos, la del “drogón”, la de no haber sido políticamente “neutral”, etc. Tampoco faltó, por el otro, la diatriba de aquellos iluminados que, desde una visión más “progresista”, no le “perdonan” nada: “que el futbolista sí, pero el machirulo no; que a este Maradona lo quiero, pero al otro no”, sin entrar en detalles. Obvio que Diego se puede haber equivocado ¿Quién no? Ahora bien, ¿qué se le puede reclamar?: ¿que apoyó a Menem o que fue “mujeriego”?
En una Argentina en la que aparecen nuevos admiradores de Hitler (que se hacen llamar “Libertarios”); en la que hay gente que se manifiesta en contra de la cuarentena con atuendos del Ku Klux Klan (según el FBI, el grupo de supremacistas blanco “más infame de EEUU”); en la que se talan millones de hectáreas de bosques nativos para que unas pocas empresas agro-exportadoras planten soja; en la que hay gente que dice que no se quiere vacunar, salvo que la vacuna venga de “países democráticos” (siendo que la vacuna es la única esperanza para frenar la pandemia del covid-19); en la que Mauricio Macri dice que hay que terminar con las mafias; en la que la antropóloga feminista Rita Segato estigmatiza a Evo Morales, negando que haya sido víctima de un Golpe de Estado sino de su propio machismo y autoritarismo; en la que la izquierda apostólica se abstiene en la votación de la media sanción de la ley de aporte solidario de las grandes fortunas (también conocida como “el aporte de los ricachones”), entre otros absurdos argentinos, no dejan de llamar la atención tantos reclamos, exigencias, odios. Tal vez, como dijo Hebe (aunque desde la otra vereda), “no hay que preguntar por qué”.
Como no se me ocurre que decir (¿qué podría decir que no se haya dicho en estos días?), quiero hacer el cierre tomando otro fragmento de Llegué Tota, citado en el epígrafe de este artículo: “Es todo lo que podemos hacer quienes transitamos el camino de la ordinariez. Imaginar. ¿De verdad usted, que apenas maneja su vida, se anima a decir qué hubiera hecho en el lugar de él? Yo no. Años luz me separan de siquiera dimensionar qué hubiese sido vivir un solo día siendo Diego Armando Maradona” [6].
[1] De un audio reproducido por la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, en su programa “Mateando con Hebe”, Radio Caput (30-01-2019).
[2] https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-147701-2010-06-16.html
[3] https://www.youtube.com/watch?v=qI9h_Yzcdcg
[4] https://www.pagina12.com.ar/298839-diego-maradona-le-contesto-a-mauricio-macri-tus-decisiones-l
[6] Marcos Ciani, Llegué Tota, viralizado por WthatsSapp, 25-11-20
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