Fue 2-0 en el Monumental, donde el equipo de Gallardo fue muy superior a su rival. En semis podría haber cruce con Boca si ambos mantienen las ventajas en los partidos de vuelta.
Había quedado maravillado Marcelo Gallardo con el rendimiento del equipo en la goleada ante Racing. Y no era para menos: fue uno de los mejores partidos del ciclo. Por eso repitió a los titulares y dejó sentado en el banco a Lucas Pratto, tantas veces héroe en la Libertadores pasada. Y no fue malo lo que pensó el Muñeco porque River jugó con la misma voracidad que lo hizo en Avellaneda. Pero sin eficacia. Si en el Cilindro entraron todas, en el Monumental se negaron la inmensa mayoría. El gol tempranero de penal de Ignacio Fernández, cobrado mediante el VAR tras un patadón de Larrivey a De La Cruz, parecía ser el comienzo de otra noche de lujo. Pero erró muchísimos goles River y el 1-0 con el que terminó el primer tiempo dejó sabor a poco.
No estuvo fino en los metros finales y tampoco ligó. Desbordó por derecha e izquierda y, cuando no fallaron los delanteros, apareció Juan Pablo Carrizo. El ex River le tapó un mano a mano clave a Suárez cuando recién iban 10 minutos. El más flojo de todos volvió a ser Rafael Santos Borré. El colombiano hace un desgaste digno de los aplausos. Pero le cuesta siempre la definición. Contra Racing estuvo implacable, pero esta vez volvió a fallar.
River abruma desde la presión y la conducción de los mediocampistas. Corre, River, y recupera el balón en pocos segundos y después puede ser directo o paciente. Desde ahí supera a los rivales y llena el área rival de futbolistas. Borré, Palacios, Suárez, Montiel, Casco y De la Cruz desperdiciaron chances.
Cerro Porteño demostró que su mejor virtud es el juego aéreo. Lo más probable es que en la revancha en la Nueva Olla lluevan centros de todos lados. Larrivey le ganó casi todas a Rojas, pero los mediocampistas nunca acompañaron las jugadas. ¿Se meterá el chileno Díaz para la vuelta? Con pelotazos logró inquietar el elenco paraguayo, aunque no tuvo ninguna de riesgo concreta.
En la segunda parte se profundizó lo del primero, con River asumiendo el protagonismo y Cerro apostando a la pelota larga para las torres de arriba. Nacho Fernández marcó el segundo, pero el árbitro lo anuló bien, a instancias del VAR, por una mano de Suárez. A los 17 minutos, Casco se disfrazó de enganche y metió un pase riquelmeano para Palacios, que fue derribado por Carrizo. Penal claro. Borré, el laborioso y altruista Borré, puso el 2-0.
Se quedó sin piernas River en los minutos finales y Gallardo se demoró en hacer los cambios. Le hubiese venido bien al local un refresco en ataque para buscar con voracidad un tercer gol y que dejará la serie casi resuelta. Pero no. Está cerca, pero si habrá o no River-Boca, se definirá el jueves por la noche. Sí, tres días antes del Superclásico por Superliga. (Por Maximiliano Uria)
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