Servicios gastronómicos afrontan mayores costos

Aunque la inflación general se ha desacelerado en los últimos meses, los costos de los insumos básicos siguen en alza. Sobre este punto, el referente gastronómico señaló que tanto las gaseosas de primera marca y la carne registraron importantes aumentos en las últimas semanas. Asimismo, advirtió que hay una marcada disparidad en los valores, según a qué proveedor se le compre la mercadería. “Hay que andar y buscar precios para abaratar los costos. Por ejemplo, una bolsa de hielo puede costar 7.500 pesos en un proveedor y 4.500 en otro. Un pan de miga, 10.800 pesos o 6.000 pesos, según el lugar. Hay que recorrer y comparar para encontrar lo más económico, pero sin descuidar la calidad de los productos”, precisó Ortega.

El encarecimiento general de los servicios también generó un cambio de hábitos. “La gente busca abaratar costos: elige salones más económicos, sindicales o de clubes, donde no les cobren tanto; contrata a familiares o conocidos para las fotos, y en muchos casos directamente las sacan con el celular”, comentó, y observó que en los menús también se notan los ajustes: “El pollo no lo quieren mucho, prefieren carne, pero cada vez más se está usando el cerdo como alternativa más accesible”.

Los servicios gastronómicos advierten una merma en la demanda

Los servicios gastronómicos advierten una merma en la demanda

 

Reservas anticipadas

A pesar de las dificultades, el sector empieza a ver un leve repunte en las consultas. “Después de mucho tiempo de quietud, la gente volvió a preguntar y a reservar para dentro de uno o dos años. Muchos lo hacen para ir pagando de a poco”, explicó Ortega.

Las reservas suelen requerir una seña del 10%, pero los contratos incluyen cláusulas de actualización de precios, y explicó: “Si los costos suben, se reajusta. No hay otra manera de sostenerse”.

Competencia irregular

Consultado sobre la situación general del rubro, que estuvo muy afectado durante la pandemia, Ortega reconoció que en los últimos años proliferaron los servicios, pero no todos están en regla: “Abrieron muchos, pero varios en una situación irregular. Cocinan en sus casas, sin habilitación. Si bien generan trabajo, también hay que poner reglas claras. Todos empezamos a trabajar de alguna manera, pero tiene que haber control en nuestro rubro”, advirtió Ortega.

El dirigente lamentó que “no se realicen los controles adecuados”, y apuntó: “Hay servicios que trabajan sin las condiciones necesarias, y encima hay casos de estafas que se repiten año tras año, y esas personas siguen ofreciendo servicios públicamente. Es algo en lo que debería intervenir la Municipalidad”.

Pedido de diálogo y apoyo

Más allá de las dificultades, Ortega hace un llamado a las autoridades locales para recuperar el diálogo con el sector. “Sería bueno que nos convoquen para hablar, que nos escuchen. Necesitamos créditos para salir de las deudas, y que el Centro Comercial y las instituciones representen a todos por igual”, reclamó.

El referente también advirtió por la falta de contacto con las autoridades municipales. “Nunca nos atendieron. Intentamos ingresar al Empatur y no nos dieron lugar. Sólo cuando necesitan una estaca para una fiesta nos llaman. Se podrían hacer muchas cosas en conjunto si hubiera voluntad”, subrayó.

Con 30 años de trayectoria, Ortega conoce las idas y vueltas del rubro. “Pasamos la pandemia, las crisis, los juicios laborales, y seguimos de pie. Este sector da trabajo y alegría, pero necesita acompañamiento”, dijo a modo de conclusión.

Mientras se acercan las celebraciones de fin de año, los servicios gastronómicos de Paraná intentan sostenerse entre la suba de costos, la competencia desleal y la caída de la demanda, apostando una vez más a reforzar la organización, el esfuerzo y el ingenio para no dejar caer una actividad que forma parte de la identidad de la ciudad.

(Vanesa Erbes UNO)